La temida variante Delta de la Covid-19 se expande por el mundo dejando un récord de contagios en San Petersburgo, la segunda ciudad rusa, y provocando un retorno del confinamiento estricto en lugares como Sídney, en Australia, o Bangladés.
Aunque el número de nuevos casos en el mundo es el más bajo desde febrero según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta cepa detectada en India, considerada más contagiosa que el resto, amenaza con una nueva ola, incluso en países donde la crisis parecía haber quedado atrás como Australia e Israel.
Esta variante estaba detrás del fuerte repunte del virus en Moscú, que parece haberse desplazado ahora a San Petersburgo.
La antigua ciudad imperial, una de las sedes de la Eurocopa de fútbol, registró 107 decesos en las últimas 24 horas, el mayor número de muertos diarios por Covid-19 en una ciudad rusa desde el comienzo de la pandemia.
Estas cifras coinciden con la celebración del fin del curso escolar en la segunda ciudad rusa que, según los medios locales, reunió a miles de personas en sus calles sin apenas respetar las medidas sanitarias.
A nivel nacional, Rusia registró 619 fallecidos, su balance más elevado desde diciembre. Ante este repunte, las autoridades intentan convencer a sus escépticos ciudadanos para que se vacunen.
“Para solucionar este problema, necesitas vacunarte o confinarte”, dijo el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin.
Presente en al menos 85 países del mundo, la variante Delta es la más contagiosa de las mutaciones descubiertas hasta ahora y se expande rápidamente entre los colectivos no vacunados, según la OMS.
Actualmente es el principal foco de preocupación alrededor de la pandemia, que se ha cobrado 3.9 millones de vidas y ha provocado unos 180 millones de contagios en el mundo.
“Una patada mientras te levantabas”
Su avance está provocando una vuelta de las restricciones incluso en países que parecían haber dejado atrás la crisis sanitaria como Reino Unido, Israel o Australia, uno de los países que mejor ha gestionado la pandemia.
Este sábado, sus autoridades anunciaron que ampliaban a toda Sídney el estricto confinamiento decretado inicialmente en cuatro distritos de la ciudad, por la detección de más de 80 casos de la variante Delta vinculados a la tripulación de un vuelo internacional.
Los alrededor de cinco millones de afectados deberán quedarse en casa durante dos semanas y solo podrán salir para actividades esenciales.
Después de meses con pocos contagios locales que habían permitido recuperar una cierta normalidad, la medida impactó en esta bulliciosa ciudad, que amaneció con las calles vacías y restaurantes cerrados.
“Hemos sufrido para recuperarnos de los confinamientos del año pasado. Hoy es como una patada mientras poco a poco te levantabas”, aseguró Chris Kriketos, de 32 años, con una panadería cerca del puerto.
Bangladés, con 170 millones de habitantes y vecino de India, también decidió imponer un duro confinamiento tras registrar el viernes el segundo peor balance desde el inicio de la pandemia. Empresas y administración pública deberán cerrar y los ciudadanos solo podrán desplazarse por razones médicas.
“La situación es peligrosa y alarmante. Si no la contenemos ahora, nos encontraremos en una situación parecida a la de India”, dijo a la AFP el portavoz del ministerio de Salud, Robed Amin.
Como recordatorio de esa devastadora ola, en el enorme país vecino, la crecida del río Ganges está sacando a la luz tumbas poco profundas y algunos de los cientos de cadáveres sepultados precariamente durante abril y mayo.
La variante Delta también se considera responsable de los repuntes en Portugal, Uganda o Sudáfrica, el país más castigado de su continente, que medita imponer “urgentemente” restricciones “más duras”.
La OMS alerta de una tercera ola virulenta en este continente, donde solo un 1% de la población está vacunada.
El viernes, en Pretoria (Sudáfrica), miles de personas se manifestaron exigiendo más inmunizantes.
En España, sin mascarilla
En la otra cara de la moneda, la vacunación progresa en Europa y permite un levantamiento de medidas en Suiza, Holanda o España, donde las mascarillas dejaron de ser obligatorias al aire libre este sábado.
“Hoy me siento liberado”, decía José Antonio Fernández que, sin embargo, era de los pocos en pasear sin mascarilla por Madrid.
Otros, como María Luisa Inés, de 69 años, preferían seguir usándola: “La mascarilla, hoy por hoy, es imprescindible”, defendía.
Y es que el virus sigue amenazando, como muestra el la detección de un macrobrote, con cientos de jóvenes contagiados y miles de personas aisladas, vinculado un viaje estudiantil a la turística isla de Mallorca.
Para curarse en salud, Uruguay, que todavía no detectó ningún caso de la variante Delta, decidió exigir cuarentena o un test diagnóstico negativo para entrar al país a las personas vacunadas, hasta ahora exentas de esta obligación.
Con información de El Economista.