- Aunque se habla del Apple Car, el vehículo eléctrico y autónomo de Apple, la compañía no ha confirmado el proyecto.
- Pese a ser uno de los productos más esperados, el hermetismo rodea a este desarrollo.
- Henrik Fisker, un pionero de los vehículos eléctricos, señala una serie de problemas que enfrenta Apple para lograrlo.
El Apple Car es quizás uno de los proyectos en la historia que más especulación genera sin que la compañía revele nada, ni siquiera confirma su existencia.
Conocido por el nombre en clave Proyecto Titán, se especula con que fue en 2014 cuando la compañía de la manzana comenzó a trabajar en una teórica entrada en el sector automotriz. Se ha hablado de un vehículo eléctrico y autónomo, después de que Apple adquiriera en 2019 una startup de conducción autónoma, Drive.ai, e hiciera varios fichajes en Tesla, como Doug Field, ahora en Ford.
Durante el año pasado generó mucha información, pero más por las compañías que se desvinculaban del proyecto: Hyundai primero admitió negociaciones con Apple; después se desligó del proyecto. También Nissan llegó a estar en conversaciones que no fructificaron. Los últimos candidatos son:
- Magna, una empresa canadiense de fabricación de vehículos.
- Foxconn, la tecnológica taiwanesa socia de Apple en la fabricación del iPhone.
Esta última ya entró en el sector automotriz con tres modelos desarrollados junto a la marca taiwanesa Yulon Motors.
Según Bloomberg, fuentes internas del proyecto dijeron que 2025 es la última fecha que dio Apple para tener en las calles el vehículo eléctrico y autónomo de la compañía; al frente del Proyecto Titán estará Kevin Lynch, el padre de Apple Watch.
Sin embargo, expertos aconsejan cautela respecto a cómo le puede ir a Apple en el mercado automotriz. De hecho, Henrik Fisker, pionero del vehículo eléctrico y padre del Fisker Karma, —un deportivo eléctrico que vendió 2,000 unidades en 2008— compartió con Business Insider España las dificultades que Apple afrontará para hacer realidad su coche autónomo.
Aunque advierte que su conocimiento del supuesto vehículo eléctrico de Apple es el mismo que puede tener cualquier persona, Henrik Fisker asegura que el primer gran reto que tendrá Apple es afrontar la entrada en un nuevo sector como el automotriz, que tiene una gran complejidad.
“En cuanto comienzas a adentrarte en la industria del automóvil, te das cuenta de lo complicada que es. Es la más complicada para fabricar. Hay mucha responsabilidad, es muy impredecible. Un producto como un coche tiene que conseguir muchos tantos o funcionalidades específicas para tener éxito; específicamente si no tienes una marca histórica. Si eres nuevo, tienes que tener algo diferente”, argumentó el empresario.
Durante su carrera, Fisker ha sido el responsable de diseños en varios vehículos icónicos de marcas como BWM o Aston Martin. De hecho, presentó recientemente en España el primer vehículo de su nueva compañía: el Fisker Ocean.
Se trata de un todo terreno (SUV) eléctrico, con 440 kilómetros de autonomía en su versión inicial (630 en la Extreme). Este modelo ya lo reservaron 30,000 personas; y espera comenzar a entregar a partir de finales de este año.
Curiosamente, su modelo de negocio es similar a una de las alternativas que pdoría utilizar Apple para su proyecto: encargar la producción a un tercero. En el caso de Fisker, lo hará la empresa Magna Steyr, la filial austríaca de Magna. Esta es una de las compañías que se vincula con el Apple Car por su capacidad para fabricar por completo vehículos para terceros.
La regulación, otro freno al proyecto del Apple Car, el supuesto vehículo eléctrico de la compañía
Uno de los atractivos de cualquier producto Apple es la innovación en el diseño. Según las últimas informaciones, la compañía de Tim Cook apostaría por un vehículo autónomo con el objetivo de tener más libertad para innovar. Sería un vehículo sin volante ni pedales —aunque sí tendría algún modo para tomar el control del vehículo en caso de emergencia— que integraría todo el universo de entretenimiento de la compañía.
Sin embargo, aquí podría topar con otra especificidad de la industria automovilística: la regulación. “Debido a la regulación de la industria del automóvil, no es tan sencillo innovar”, enfatiza Henrik Fisker.
“Por ejemplo, alguien puede decir: voy a quitar el cuadro de mandos para tener más espacio y hacer que se parezca a un salón. Vale, pero necesitas un airbag, es la ley. O necesitas cinturones de seguridad, es otra ley. Hay muchas leyes que tienes que cumplir, que no son necesarias al crear un teléfono”, añadió.
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera (NTHSA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos dejará de obligar a los fabricantes de coches autónomos a que instalen elementos de conducción manual, como volante o pedales; pero sí deberán tener la misma seguridad que un coche de control manual.
Las marcas de coches, en el camino contrario de Apple: van hacia el software
Para Fisker, Apple “probablemente estará tomándose su tiempo” para decidir si quiere construir un vehículo eléctrico o tomar algún camino alternativo; como diseñar software o electrónica para vehículos. Esto cada vez va a ser más complicado porque las compañías automotrices están invirtiendo fuerte en este ámbito.
“E incluso eso puede ser difícil para ellos, porque muchas compañías de coches están diseñando softwarein-house. Nosotros hemos creado todo nuestro software para tener nuestro propio ecosistema, conocer a nuestros clientes y que se comuniquen directamente con nosotros”, explica.
De hecho, para Fisker la gran evolución del sector va a ir por ahí. “Esta industria está en un momento de agitación; y creo que en los próximos dos años se va a ver un cambio en el sector superior al de los últimos 100 años”, finalizó.
Está por ver si Apple es capaz de superar todos estos obstáculos y presentar un vehículo autónomo de su factoría en los próximos años, o si el proyecto se queda en agua de borrajas.
Con información de Business Insider México.