Al menos 3.1 millones de mexicanos cuentan con un segundo trabajo, de acuerdo con los datos hasta el segundo trimestre del año del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Lo cual representa alrededor de 5 por ciento de la población ocupada en el país. Algunos lo hacen para completar un ingreso suficiente para sacar los gastos mensuales, otros para tener un respaldo financiero y algunos más para hacer crecer su patrimonio.
Sin embargo, más de la mitad de los mexicanos ganan un salario mínimo o menos dentro de su segunda ocupación.
Otros 2 millones están en búsqueda de otro empleo, y de estos, 365,000 personas lo hacen con el objetivo de contar con dos puestos laborales, no solo para cambiarse de empleo. En algunos casos, esta búsqueda está relacionada con la precariedad de los salarios, en otros, porque hay personas que cuentan con un negocio propio o laboran en la empresa familiar.
Los profesionistas se convierten en emprendedores
Graciela es una ingeniera en geofísica, originaria de Puebla, que desde hace algunos años cuenta con dos puestos de trabajo. Uno de ellos dentro de su propia empresa. Esto le da dos ventajas: no quedarse sin dinero en caso de terminar una relación laboral y, cuando trabaja en ambos puestos, contar con suficiente dinero para viajar y satisfacer sus gustos y los de su familia.
Es una entre los 1.8 millones de mexicanos que trabajan en un segundo empleo, como trabajadores independientes en el país, la mayoría de ellos en el sector terciario.
“Comencé a trabajar desde que nacieron mis hijos”, cuenta Graciela, quien presta sus servicios de ingeniería para medir la estabilidad de taludes, una actividad esencial en obras de ingeniería civil, como lo es la construcción de carreteras.
En el ambiente conoció empresas y personas que, tras reconocer su trabajo profesional, le fueron contactando para ciertos proyectos. Este flujo de trabajo, sin embargo, requería que Graciela emitiera facturas y, además, por sus otras ocupaciones laborales, necesitaba ayuda de otros colegas.
Así que decidió establecer una empresa, contratar una contadora y formalizar su actividad independiente sin dejar su otro trabajo. “Son muy pocos los días en que no tengo algún trabajo”, dice Graciela.
No ganan mucho más que sus colegas
La ingeniera considera que, a pesar de ambas actividades, sus ingresos no son más elevados que la media de profesionales de su área. Mientras en México, 65 por ciento de los mexicanos con dos ocupaciones laborales reciben un salario mínimo o menos en su segunda ocupación, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, con datos hasta el primer trimestre de 2022.
Eso sí, para asegurar su estabilidad financiera y la de su negocio, Graciela se asigna el sueldo más bajo y este lo usa para pagar las cosas más indispensables de la vida diaria. El resto de los ingresos lo reinvierte para hacer crecer a la empresa. Y, el salario del otro trabajo lo usa para comprar sus muebles, viajar y como fondo de emergencias ante un caso de enfermedad o accidente.
Del negocio familiar al freelance
Benyi Sotelo estudió Comunicación y Periodismo en la FES Aragón y apenas terminó la carrera comenzó a ganar experiencia en producciones audiovisuales. Pero su historia laboral se remonta a los tiempos en que estudiaba la preparatoria, en el negocio familiar, el Foto Studio Tauro, ubicado en la colonia Tacubaya, de la Ciudad de México.
Ahí aprendió a trabajar y generar ingresos para pagarse los estudios. Y lo sigue haciendo hasta la fecha, pues es un trabajo regular y constante. Pero, a la par, ofrece sus servicios de manera independiente, como freelance, para rodar y sacar fotografías en campo, para diversos proyectos.
“He podido hacerme de clientes externos a la empresa, que de repente me ofrecen trabajo, pero si éste desapareciera, o el negocio familiar, mi situación económica se vería un poco comprometida, aunque hay posibilidades de que pueda salir adelante con solo uno de ellos, el mundo del freelance da muchas vueltas, para bien y para mal”, dice Benyi sobre el hipotético caso de quedarse sin alguno de sus trabajos.
Benyi cree que su nivel de ingresos está muy ad hoc con lo que significa ser freelance en este país, pero reconoce que como trabajador independiente puede sacar en dos semanas enteras de trabajo el doble o el triple de lo que ganaría uno de sus colegas con un salario fijo de oficina.
“Los honorarios son muy bajos aun así, muchos otros colegas malbaratan el trabajo, regalan casi casi sus servicios con tal de que los contraten, y con base en esto, muchas empresas que requieren de nuestros servicios se rigen bajo estos presupuestos bajos, y cuando uno plantea sus precios, prefieren irse por quien les cobra barato”, estima Benyi, quien solo estaría decidido a dejar alguno de sus trabajos cuando le llegue una oportunidad “gigantesca”, en el que reconocieran su tiempo, esfuerzo y dedicación 100 por ciento.
Otra ventaja de ser freelance es el tiempo libre, pues le da la oportunidad de ausentarse a veces del trabajo y estar en las reuniones familiares, convivir con amigos y hasta jugar videojuegos uno que otro lunes por la mañana.
Con información de Revista Expansión.