Si alguna vez has pensado “esta junta podría haber sido un correo electrónico” y no tienes de otra más que quedarte a escuchar, es una mala noticia para todos.
Un nuevo estudio de 632 trabajadores hecho por la empresa de software Otter.ai y Steven Rogelberg, profesor de ciencias de la organización reveló que las reuniones son en su mayoría innecesarias.
Además, causan una tensión innecesaria a los empleados y no impactan mucho en los resultados de una empresa. De hecho, estas se interponen en su camino al éxito.
El costo de las juntas innecesarias
Para realizar el estudio, Rogelberg entrevistó a trabajadores de más de 20 sectores diferentes, desde bufetes de abogados hasta ingenieros.
Según el autor, empresas pequeñas con 100 trabajadores ahorrarían casi 2.5 millones de dólares anuales si prescindieran de las reuniones; empresas de 5,000 empleados podrían ahorrar más de 100 millones de dólares.
Esto quiere decir que en promedio las empresas entrevistadas desperdiciaban 25,000 dólares por empleado. Y eso solo es al programarles juntas innecesarias.
Según el informe una reunión “innecesaria” es aquella a la que los empleados pueden faltar, siempre que se les mantenga informados.
“Las organizaciones invierten una cantidad significativa de dinero en sus empleados y, por tanto, en las reuniones a las que asisten”, escribió Rogelberg. “Existe un potencial de ahorro masivo de costos… al reducir la asistencia a juntas innecesarias”.
Este estudio se produce en un momento en que los trabajadores pasaron los dos últimos años reevaluando cómo se sienten con respecto a la productividad y el trabajo.
Los trabajadores expresaron su descontento con los riesgos laborales, el desplazamiento al trabajo, el trabajo en una oficina o el hecho de pasar horas extra de su semana laboral con la sensación de estar perdiendo el tiempo.
Ahora, sabiendo que evitar reuniones innecesarias se traduce en un ahorro significativo, los empresarios tienen más razones para evitarlas.
“Reducir la asistencia a juntas innecesarias no solo reduciría la tensión de los empleados y aumentaría la productividad. También ayudaría a las empresas a recortar drásticamente los costos”, afirma Rogelberg.
“La verdadera victoria para la productividad y la salida no es la semana laboral de cuatro días”
En los últimos meses, algunos miembros de la alta dirección se han manifestado en contra de las reuniones.
Phil Libin, exdirector general de Evernote, escribió en Twitter que cree que la ausencia de reuniones es una mejor solución para la felicidad de los trabajadores. Incluso más que una semana laboral de cuatro días, que también es cada vez más atractiva para los trabajadores.
“El verdadero triunfo para la productividad y la salud no es la semana laboral de cuatro días. Es, de hecho, una jornada laboral sin juntas… Las herramientas y prácticas para eliminar las reuniones están a punto de estallar”, predijo Libin.
Pero eso no quiere decir que la gente no desee algo como la semana laboral de cuatro días, de todos modos. A mitad de una prueba de seis meses, las empresas británicas que experimentan con horarios menores dicen que sus empleados están más contentos y son igual de productivos.
Un estudio de más de 3 millones de personas descubrió que la jornada laboral pandémica era 48 minutos más larga. Además, tenía más reuniones, en lugar de ayudar a los empleados a ahorrar tiempo.
Aun así, casi la mitad de los trabajadores afirmó tener demasiadas reuniones en sus calendarios. Dijeron que se sentían “molestos” y “frustrados” por ellas.
La noticia de que las reuniones son económicamente perjudiciales para las empresas añade un nuevo argumento al conflicto de la cultura del trabajo entre los directivos y sus subordinados. Un estudio de Microsoft mostraba que los directivos no creen que sus empleados sean productivos en un clima laboral cada vez más virtual, mientras que los trabajadores piensan que sus agendas se llenan de trabajo innecesario.
En respuesta a la pregunta de cómo las empresas podrían ponerse del lado de los trabajadores para reducir el número de reuniones, muchos de los encuestados por Rogelberg expresaron su cinismo sobre la capacidad de adaptación al cambio de sus actuales empleadores.
“Sería necesario un cambio de cultura para dejar de estar siempre disponible”, dijo un trabajador.
Con información de Business Insider México.