Los roces en el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), que previsiblemente se abordarán en la Cumbre de Líderes de América del Norte que se celebrará en Ciudad de México la semana próxima, marcarán el futuro económico de México, que se asoma a una recesión si no alcanza acuerdos con sus socios.
México fue llamado a consultas por Estados Unidos y Canadá a raíz de la propuesta de reforma constitucional en materia energética promovida por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, que pretendía dar prioridad a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) frente a la inversión extranjera y que finalmente fue tumbada por el Congreso.
Esta medida, demandaron los vecinos del norte, perjudicaba a sus empresas, lo que inició un periodo de tensiones en el marco del TMEC que podría encontrar solución en la Cumbre que se celebrará del 9 al 11 de enero en la capital mexicana y que reunirá a los mandatarios de los tres países.
En el caso de no llegar a un acuerdo en este ámbito y que México recibiese las consecuentes sanciones, la economía nacional se vería fuertemente resentida y podría caer en recesión, apuntaron los expertos consultados por EFE.
“El proceso de consultas abierto es el mayor riesgo económico para nuestro país. Lo peor sería la imposición de aranceles. Sin la relación (comercial) con Estados Unidos, queda la posibilidad de una recesión que puede ser prolongada”, comentó Gabriela Siller, profesora de Economía en el Tecnológico de Monterrey.
Siller, quien también es directora de análisis económico del grupo financiero Base, remarcó que aunque más de un cuarto del producto interno bruto (PIB) de México dependa de Estados Unidos, el país del norte también necesita del comercio mexicano, por lo que está siendo cauteloso con la perspectiva de las sanciones.
Tras la apertura de consultas, el siguiente paso sería la convocatoria de un panel de controversias, procedimiento contemplado en el T-MEC que podría derivar en las citadas sanciones.
“Estados Unidos ha sido cauteloso a la hora de iniciar los paneles, porque sería como darse un balazo en el pie”, expuso Siller.
Para evitar esta situación, remarcó, López Obrador deberá ceder en sus pretensiones energéticas y abandonar su intención de otorgar preponderancia a la CFE frente a las empresas estadounidenses y canadienses.
Más allá de la energía
Aunque ha sido el principal punto de fricción entre los tres socios norteamericanos, la política energética mexicana no constituye la única controversia económica relacionada con el T-MEC, indicaron los expertos.
Según José Ignacio Martínez, director del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN), en la conocida como “la cumbre de los tres amigos” también se tratarán temas relacionados con la tecnología, la industria automotriz, el mercado laboral, el medio ambiente y el sector agrícola, especialmente en lo referente al uso del maíz transgénico por parte de México.
En la misma línea que Siller, Martínez expresó que el gobierno mexicano debería intentar cerrar todos estos frentes y buscar la conciliación con sus socios.
“Los paneles provocarían una abultada caída de la producción y, por supuesto, un descenso de la inversión. Por lo tanto, estarían afectando al electorado duro de López Obrador en la parte de generación de empleos”, alertó.
El mejor resultado que el mandatario mexicano puede obtener de la futura cumbre, resumió, sería evitar la convocatoria de dichos paneles y lograr un mayor impulso al desarrollo en Centroamérica, de donde procede la mayoría de los migrantes que atraviesan el territorio mexicano con la pretensión de cruzar la frontera con Estados Unidos.
Mirada hacia el sur
En las semanas previas a la celebración de la cumbre, el gobierno mexicano ha puesto énfasis en una de las propuestas de las que pretende ser abanderado: la creación de la Alianza para la Prosperidad de los Pueblos de las Américas.
Con ella, según explicó el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, aspira lograr una distribución más equilibrada de los recursos y fortalecer el comercio de México, Estados Unidos y Canadá con los países de Centroamérica y Sudamérica.
“Sobre el papel pueden tener muy buenos deseos, pero se tendrían que llevar a cabo muchas acciones durante muchos años para que esto se lograra”, apuntó Siller.
Primero, remarcó, México debería centrarse en solucionar sus problemas internos, como una mejor distribución de los ingresos, un gasto público más eficiente o la administración adecuada de medicamentos y vacunas.
Sin embargo, Martínez puntualizó que propuestas como ésta son necesarias para poner freno a la expansión comercial de China en América Latina.
“Si la Casa Blanca no pone atención en torno a ese nuevo desarrollo (de China) se va a llevar una enorme sorpresa”, sentenció.
Con información de Forbes.