Tijuana, B.C.- El decreto para la regularización de autos ‘chocolate’ provocó una disminución en la importación de vehículos en la ciudad de alrededor de un 50%, principalmente por una confusión entre los ciudadanos quienes pensaron que a través de esta medida podían adquirir automóviles estadounidenses de modelos recientes sin necesidad de pagar tarifas altas por su legalización.
De acuerdo con Kathya Torres Aréchiga, coordinadora de Importación de Vehículos en Grupo LOGIX, esta confusión se originó por la falta de información precisa acerca de los vehículos que aplicaban para el decreto, prevaleciendo la idea de que cualquier unidad era participante.
“El tema de la regularización es que era una opción muy específica para vehículos que ya estaban aquí, para ese sector de la población que decía: ‘no me alcanza para importar un vehículo’; fue una medida del gobierno para ayudarlo. Entonces se ha estado un poco esa confusión de decir ‘pues lo hago con el decreto o lo importo’, o sea, si lo acabas de comprar, no aplica la regularización. Tenías que haberlo comprado y hacer la importación antes de traerlo a México”, explicó.
Aunque a estas alturas la especialista indicó que ya es de conocimiento general ambas alternativas, aseguró que esto ha permitido que en la actualidad las importaciones se hayan recuperado un 80%, pues el negocio de los automóviles se ha centrado mucho en la compra-venta de vehículos que pasen el decreto.
“Este año ya lo recuperamos un poco más, ya podemos decir que es un 20% de los vehículos que normalmente se importaban, porque para estas fechas la aduana estaba llena, hasta se nos llenaban los trámites y es donde más nos hemos dado cuenta. Un 20% nos sigue pegando todavía de que se están dejando de importar porque se están cerrando los vehículos americanos aquí en Tijuana”, expuso.
En el caso de la importación, Torres Aréchiga señaló que sigue presentándose como una opción importante para un sector de la población, ya que se pueden legalizar vehículos de los años 2013 a 2019 a un costo considerablemente bajo en comparación a su valor de mercado.
Con información de El Mexicano.