El déficit fiscal en México repuntará este 2024 a niveles que no se observaban en décadas, y diversos pronósticos de analistas apuntan a registros superiores a los oficiales, además de que consideran que difícilmente se logrará una consolidación en las finanzas el próximo año sin una reforma.

En ausencia de una reforma fiscal México no podrá consolidar las finanzas públicas en 2025 ni en 2026, debido a que la deuda seguirá creciendo porque ahora hay condiciones más adversas como un bajo crecimiento y tasas de interés altas, advirtió Ernesto Revilla.

El economista en jefe de Citi para LATAM estimó un déficit fiscal de 6.2 por ciento este año (el más alto entre los grupos financieros), de 4.9 por ciento en 2025 y de 3.3 por ciento en 2026.

“La reforma fiscal que requiere el país no es la tradicional de elevar impuestos, se necesita estabilizar las finanzas de PEMEX y si esto se logra, se obtendrían hasta dos puntos del PIB adicionales por año en ingresos que se podrían dedicar a otras actividades que tuvieran más retorno para los mexicanos”, calculó.

Indicadores de Bloomberg muestran que la media de 10 grupos financieros estima un déficit fiscal de 5.2 por ciento del PIB para 2024 y de 3.9 en 2025, por encima del 5.0 y 2.5 por ciento, proyectado por la Secretaría de Hacienda.

Esteban Polidura, director de Asesoría y Productos para las Américas del banco suizo Julius Baer, expresó que el déficit fiscal proyectado es manejable, pero no allana el camino para un presupuesto difícil de sostener en años futuros si no se adoptan reformas a tiempo.

“Si bien los impactos negativos en el perfil fiscal deberían ser temporales, socavan la prudencia fiscal. Las crisis económicas de 1976, 1982 y 1995 estuvieron vinculadas a la deuda pública y a las caídas del mercado petrolero”, dijo.

Recalcó que las reformas oportunas son cruciales para garantizar que los gastos elevados vayan acompañados de mayores ingresos.

Alejandro Saldaña, economista en jefe de BX+, dijo que desde su punto de vista el déficit fiscal previsto para este año no se descarrilará y que incluso habría posibilidad de que quedará un poco abajo (del 5 por ciento) previsto por el Gobierno, debido a que la expansión del gasto no se está dando de manera acelerada como se observa en los subejercicios del primer trimestre.

“Pero incluso, si no se cumple ese pronóstico de déficit del gobierno federal no sería una condición suficiente para que México pierda el grado de inversión. Las calificadoras podrían hacer algunos ajustes, pero tampoco me estaría imaginando que si no se cumple al 100 por ciento esta meta fiscal del próximo año, México pierda el grado de inversión”, auguró.

Los riesgos

Saldaña advirtió que entre los riesgos para las finanzas públicas tienen que ver con las presiones por el gasto, particularmente en el tema social y de pensiones, que va a ser creciente por un tema demográfico, y se tiene que ir tomando con mayor consideración ese factor”.

Revilla considera que “si México continúa con déficits elevados como el de 2024, eventualmente la calificación crediticia estará en riesgo”.

Explicó que una consolidación fiscal en general se refiere a un esfuerzo de incrementar ingresos y reducir gasto con el objetivo de tener un déficit que sea consistente con equilibrar la deuda pública, para que no crezca, pero no necesariamente tiene que ser un déficit cero.

“En México estimamos que un déficit público de 2.5 por ciento del PIB es consistente con estabilizar la deuda pública, por lo tanto, cualquier cifra que sea mayor a 2.5 va a contribuir a incrementar la deuda”, advirtió.

Deuda al alza

Revilla estimó que la deuda pública bruta –como la mide el FMI– se ubicará a fin del presente año en 54 por ciento del PIB, comparado con 51 por ciento, del año pasado y todavía subiría 55 por ciento en el 2025.

“Viendo el presupuesto aprobado para el 2024 es difícil ver de dónde se va a poder recortar suficiente gasto para bajar el déficit de manera significativa”, subrayó.

Expuso que la combinación de altas tasas de interés como existen ahora en México y en Estados Unidos, así como un bajo crecimiento económico es usualmente malo para la trayectoria de la deuda, porque es más fácil que crezca.

 

Con información de El Financiero.