La industria mexicana dio una muestra más de su pérdida de dinamismo al reportar una caída de 0.3 por ciento anual en agosto, luego de una larga racha de 41 meses con avances, y los analistas avizoran que se mantendrá débil en los próximos meses.
Si bien este es el primer dato negativo que muestra desde febrero del 2021, la industria ya enviaba señales de agotamiento, ya que en los cuatro meses previos creció por debajo del uno por ciento.
Según el Indicador de la Actividad Industrial del INEGI, en su comparación mensual la industria retrocedió 0.5 por ciento, su primer tropiezo desde abril de este año.
“Es probable que las presiones de los costos, las altas tasas de interés, las condiciones financieras internas restrictivas, la persistente incertidumbre política, la débil confianza empresarial, el debilitamiento del impulso fiscal y la moderación de la demanda externa afecten al sector industrial en general en el corto plazo”, indicó Alberto Ramos, economista en jefe de Goldman Sachs.
Analistas de Deutsche Bank consideraron que los riesgos para la industria están sesgados a la baja. La caída de las exportaciones manufactureras en agosto puede presagiar una cifra relativamente débil para este componente.
Clave, la construcción
La industria fue arrastrada por los descensos en la minería y en la construcción, pero la generación de servicios básicos y la manufactura lograron avanzar.
El caso más relevante fue la construcción, cuya caída fue de 4.1 por ciento anual en agosto, su primer descenso desde octubre del 2022. Mientras que en la minería la caída fue de 1.3 por ciento anual y ligó 10 meses con datos negativos.
Al interior de la construcción se vio un desplome de 23.4 por ciento en obras de ingeniería civil, rubro en el que se concentran los proyectos insignia del Gobierno Federal.
Humberto Calzada, economista en jefe de Rankia LATAM, prevé que la construcción será el sector con menor dinamismo en la recta final del año, debido a la expectativa que tienen los inversionistas sobre las medidas de política económica que pueda tomar la nueva administración.
Para el 2025, Calzada prevé una recuperación debido a que se podría observar un mayor dinamismo en la inversión pública, que también indicaría un catalizador para la inversión privada.
Monex indicó que el ritmo de la construcción tendrá como factor clave los anuncios relevantes de la nueva administración para la continuidad de los proyectos insignia, lo cual podría proporcionar elementos que impulsen el componente de la construcción, así como los anuncios de inversión de cierre de año.
Andrés Abadía, economista en jefe para LATAM en Pantheon Macroeconomics, resaltó que los subsectores clave siguen teniendo dificultades debido a diversas presiones internas y externas.
“La producción de la construcción está bajo presión de la inversión pública volátil, a pesar de la creciente demanda de espacios industriales. La minería ha mostrado cierta mejora, pero sigue siendo volátil y conlleva riesgos a la baja”, dijo Abadía.
Un entorno menos dinámico en la inversión limitará a la construcción y en primer lugar destaca que las tasas de interés permanecen elevadas, afirmó el economista en jefe de Ve por Más, Alejandro Saldaña.
“La inversión pública se mantendría acotada tras la conclusión de las obras insignia del Gobierno Federal, y la inversión privada puede verse obstaculizada por un creciente entorno de incertidumbre, tanto por factores internos como externos como la elección en Estados Unidos”, añadió el especialista.
Con avances
La generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, agua y gas avanzó 2.0 por ciento anual, no obstante, fue el más moderado en cinco meses. En la industria manufacturera el crecimiento fue de 0.7 por ciento anual en agosto, con lo que logró revertir el descenso de 0.5 por ciento de julio.
Desde Banorte resaltaron que hacia el cierre del año se espera una tendencia lateral para la industria. En específico, existirán condiciones mixtas dentro de las manufacturas y la construcción, aunque con el sector automotriz y la edificación dando soporte, respectivamente.
Analistas de Valmex plantearon el escenario de que un posible enfriamiento de la economía estadounidense implicaría una menor demanda de exportaciones manufactureras mexicanas.
Con información de El Financiero.