Es común escuchar frases como «el vino tinto es para personas mayores» o «los jóvenes solo toman vinos dulces o espumantes».

Estas frases se repiten con tanta frecuencia que, en ocasiones, ni siquiera paramos a cuestionarlas. Están tan arraigadas en nuestra cultura que pueden parecer verdades absolutas, pero la realidad es que son prejuicios sin sustento sólido. ¿Te pusiste a pensar cuántas veces has escuchado alguna de estas frases? Y, más importante aún ¿Qué hacemos desde la industria para desafiar estos estereotipos?

Frases como «solo los mayores aprecian los buenos vinos» o «el vino se disfruta más con la edad», reflejan una visión muy limitada del consumo de vino. Asocian el vino con la edad avanzada, sugiriendo que la juventud no está capacitada para disfrutar de la complejidad de los buenos vinos. Sin embargo, basados en la experiencia de 20 años de VinoSub30 podemos afirmar que los gustos de los jóvenes y sus tendencias de consumo lo están poniendo en duda. Cada vez más jóvenes se interesan por el vino, se adentran en su apreciación y desarrollan un paladar sofisticado.

¿Cómo podemos combatir estos prejuicios? La clave está en cuestionar las generalizaciones y promover una visión inclusiva y abierta del vino. El vino no tiene una edad específica, ni un perfil único de consumidor. Es una bebida que, como cualquier otra, puede ser disfrutada y apreciada por personas de todas las edades.

Aquí algunas formas de romper prejuicios:

Promover la educación sobre el vino a temprana edad. En lugar de asociar el vino con un «ritual de adultos», es fundamental que los jóvenes aprendan sobre su cultura, su producción y su diversidad. Concursos como VinoSub30, son ejemplos de cómo los jóvenes pueden involucrarse activamente en este mundo.

Fomentar la apreciación del vino en diferentes estilos. Desafiar la idea de vinos dulces para jóvenes y tintos para mayores es fundamental. Cada tipo de vino tiene su momento y lugar, y su disfrute no depende de la edad, sino de la disposición a explorar y conocer nuevas opciones.
Desmitificar el «vino y edad». La creencia de que «el vino mejora con los años» puede aplicarse a algunos vinos, pero no a las personas. Muchos jóvenes ya muestran un interés profundo por el vino, buscan experiencias auténticas y entienden que el vino no tiene que ver sólo con el tiempo, sino con la pasión por conocerlo.

Incluir a todos en la conversación. Las bodegas, en lugar de enfocarse solo en los consumidores más maduros, deben ampliar su mirada e incorporar la participación activa de los jóvenes. Esto no solo beneficia a la industria, sino que también fomenta una apreciación más amplia y diversa del vino.

Es hora de abrir las puertas a un consumo más inclusivo. El vino tiene mucho que ofrecer, y está esperando ser disfrutado por todos, sin importar la edad.

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