Las y los migrantes que murieron en Texas por asfixia dentro de un tráiler iban rumbo a formar parte de lo que representa la séptima potencia económica del mundo. Según el Latino GDP Report, si la población migrante latinoamericana en Estados Unidos fuera un país, su Producto Interno Bruto (PIB) sería el séptimo mundial, por encima de Corea del Sur.
“No somos vagos ni delincuentes, venimos a trabajar y estas cifras lo demuestran”, ha señalado David Hayes-Bautista, coautor del informe y director del Centro para el Estudio de la Salud y la Cultura Latina de la Universidad de California (UCLA, por sus siglas en inglés). La economía que han generado en Estados Unidos supera los 2.7 billones de dólares anuales, de acuerdo con su investigación.
Ese monto lo ha generado la fuerza laboral y personas empleadoras migrantes de los países llamados latinoamericanos que han mejorado los salarios, señala el reporte. “Los latinos somos vistos en Estados Unidos como infraclase, criminales, narcotraficantes, violadores y migrantes ilegales, pero la realidad de las cifras muestra otra cosa”, dijo en mayo en pasado el académico en una presentación organizada por la Universidad Autónoma de México (UNAM)
La tarde del 27 de junio, un hombre que trabaja en un edificio cercano a una carretera en San Antonio, Texas, oyó un grito de auxilio desde el contenedor de un tráiler estacionado a unos 250 kilómetros a la frontera con México. Lo que descubrió fueron decenas de personas fallecidas dentro y otras más, moribundas. Ese mismo día las autoridades estadounidenses y mexicanas informaron de 50 muertes, cifra que ha subido a 53.
Murieron de asfixia, golpe de calor y agotamiento, según los últimos reportes oficiales. “Sabemos que estas familias venían para darle una oportunidad nueva a sus familias”, dijo la concejal del Distrito 4, Andriana Rocha García, ese mismo día a la prensa.
“Esta tragedia pudo evitarse si los gobiernos generaran políticas y acciones para garantizar una migración regular y sin violencia para las personas y no medidas de contención que obstaculizan el tránsito y que las orilla a buscar formas más peligrosas para encontrar una vida digna”, ha señalado el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI).
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indicó en sus redes sociales que continuará su labor “para proteger los derechos de migrantes, impulsando la contratación equitativa para evitar fraudes, discriminación, trabajo forzoso y otros tipos de explotación en la ruta migratoria”.
Radiografía del trabajo migrante
La idea estereotipada sobre la población migrante latinoamericana como de poca calificación para el empleo es falsa, según el Latino GDP Report, pues el 88 por ciento de la generación millennial termina la preparatoria frente a 66 por ciento de otros grupos migrantes. El 48 por ciento termina la universidad, mientras que para las otras poblaciones la estimación es de 32 por ciento, dice Hayes-Bautista.
El tráiler transportaba a 67 migrantes de México, Honduras, Guatemala y El Salvador. Uno de los jóvenes identificados por el gobierno hondureño, Alejandro Miguel Andino Caballero, de 23 años, estudió en la Universidad de San Pedro Sula.
De México viajaban 29 personas, 27 de ellas murieron en el contenedor. Y, según el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), al cierre del primer trimestre de 2022, la masa salarial de los trabajadores de origen mexicano en Estados Unidos “alcanzó un monto acumulado anual de 744 mil millones de dólares”. Esa cantidad es el equivalente a “55 puntos porcentuales del PIB de México”.
Más de 4.9 millones de hogares y 11.1 millones personas adultas en este país reciben remesas de sus familiares en el exterior, principalmente de Estados Unidos, según la información del CEMLA. En 2021, los cinco países que más remesas recibieron fueron India, México, China, Filipinas y Egipto, en ese orden, de acuerdo con la Organización Internacional de las Migraciones.
Este jueves, la Suprema Corte de Estados Unidos le dio un revés a una de las medidas migratorias impuestas por Donald Trump, el programa “Quédate en México”. Determinó que el presidente, ahora Joe Biden, tiene poder de terminar con dicho protocolo, el cual expulsaba a migrantes solicitantes de asilo y les hacía esperar en nuestro país la respuesta a su demanda.
Entre abril de 2020 y marzo de 2022, la patrulla fronteriza tuvo “casi 2.9 millones de encuentros con migrantes a lo largo de la frontera” con México, de acuerdo con el Pew Research Center. De esos eventos, el 61 por ciento resultó en la expulsión de millones de personas, el resto terminó en detenciones.
Datos de ese centro de investigación indican que al 51 por ciento de inmigrantes de Latinoamérica en Estados Unidos “le preocupa mucho o algo que ellos o alguien que conocen puedan ser deportados”.
La cifra sube a ocho de cada diez entre quienes no tienen tarjeta de residencia, “éste es un grupo que probablemente está en el país sin autorización”. En el año fiscal 2019, el gobierno estadounidense otorgó más de 139 mil tarjetas de residencia basadas a trabajadoras y trabajadores migrantes y sus familias.
“La legislación propuesta por la administración de Biden podría aumentar la cantidad de tarjetas verdes basadas en el empleo, que tienen un límite de alrededor de 140 mil por año”. La propuesta permitiría sumar las visas que no se otorgaron en años anteriores y que pudieron haberse expedido porque aún no rebasaban el tope permitido.
Además, las visas para las familias de los trabajadores y las trabajadoras no se contarían en ese límite anual. “Estas medidas podrían ayudar a eliminar la gran acumulación de solicitudes. La legislación propuesta también eliminaría el tope por país”, de 7 por ciento cada año. Sin embargo, hasta ahora, la reforma migratoria en Estados Unidos sigue estancada.
Con información de El Economista.