El gasto de los turistas internacionales en México se encamina a cerrar el año por encima de los niveles de 2019, beneficiado por dos insospechados aliados: el ‘súper dólar’ y la inflación.
La entrada de divisas al país se recuperó desde la segunda mitad del año pasado y lo que va de 2022 no ha sido la excepción. En los primeros cinco meses del año, el gasto de viajeros extranjeros creció un promedio de 6.9 por ciento mensual en comparación con 2019, con alzas incluso de doble dígito, como fue el caso de abril –cuando las divisas aumentaron 14.9 por ciento respecto a 2019– y mayo, que tuvo un gasto 15.3 por ciento mayor en el mismo periodo.
Este dinamismo se ha dado en un contexto en el que la fortaleza del dólar se ha disparado. Tras tocar un máximo de 20 años en semanas pasadas, incluso superó por primera vez en dos décadas al euro, que se cotizó recientemente en 0.99 unidades por dólar.
¿Qué implica esto para un país como México, donde alrededor de 70 por ciento del turismo extranjero provino de Estados Unidos en junio pasado? Para los especialistas, podría beneficiar al país en términos de divisas, mientras que otros mercados con monedas menos fuertes podrían estar presionados para viajar.
“Del lado de los ingresos hemos ajustado al alza las previsiones de divisas por el tema inflacionario, pero estamos en condiciones de superar el récord de 2019 de 24,000 millones de pesos», explicó Francisco Madrid, director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (CICOTUR) Anáhuac. “Sería por una recuperación de la demanda y por un factor inflacionario”.
A la fecha, el dólar es un importante referente en la industria turística. De acuerdo con el estudio ‘Exchange Rate Elasticities of International Tourism and the Role of Dominant Currency Pricing’, publicado por el Fondo Monetario Internacional el pasado febrero, un fortalecimiento general del dólar puede tener un impacto de contracción en los flujos turísticos.
“Una apreciación del dólar estadounidense de 1 por ciento frente a todas las demás monedas puede asociarse con una disminución de 0.12 por ciento en los flujos turísticos en un año”, refirió.
Sin embargo, en el actual caso mexicano la previsión si bien no es de más turistas, sí es de más gasto, debido a varios factores.
Por una parte, el confinamiento originado por la pandemia creó un deseo generalizado para viajar cuando sea posible, a lo que se suma un fenómeno común en economías desarrolladas: el cambio de patrones de consumo como la compra de menos bienes por el confinamiento, y el ahorro contenido que dejó para viajar, refirió Madrid.
Por otra parte, la depreciación del euro podría incidir en un cambio de comportamiento del turista del Viejo Continente, pero también del estadounidense.
“Es de doble efecto. Los americanos viajarán a Europa, que es más barata, y los europeos con la crisis dejarán de venir a México por la depreciación de su moneda y el valor adquisitivo”, consideró Roberto Montalvo, académico de la Universidad Iberoamericana.
A corto plazo, la previsión es que esta tendencia continúe, sujeto a los efectos que otros factores macroeconómicos, como el alza en los precios de los combustibles, tengan en otros eslabones del turismo, como el sector aéreo.
“La propia inflación es del lado de la oferta, no de la demanda. No es porque tengas mucha cantidad demandada, sino por un incremento en costos y es producto de esto”, concluyó Madrid.
Con información de Revista Expansión.