Con la intensificación de las demandas para que la industria de la aviación reduzca sus emisiones, las aerolíneas recurren cada vez más al “1%” de soluciones rápidas, que brinden resultados inmediatos, también están optando por tecnologías provisionales mientras esperan avances más significativos.
Las principales reducciones de emisiones provendrán de combustibles de aviación sostenibles, nuevos diseños de propulsión y fuselaje, gestión optimizada del espacio aéreo y tecnologías de eliminación de carbono, pero faltan años para que estén disponibles a escala efectiva.
Por lo tanto, las aerolíneas están buscando mejoras inmediatas a través de cambios en los procedimientos diarios, actualizando con productos ya disponibles o invirtiendo en tecnologías a mediano plazo, según informa Flightglobal.
Estos cambios graduales brindarán beneficios limitados, según algunas estimaciones, alrededor del 2% de los esfuerzos de descarbonización de la aviación, pero siguen siendo importantes porque sus beneficios se pueden entregar ahora.
Las iniciativas operativas incluyen el rodaje de un solo motor por aeronave, o el remolque por remolcadores eléctricos o híbridos, así como el uso de la electricidad del aeropuerto en lugar de la energía generada por las aeronaves para impulsar los aviones estacionados.
Hay un uso creciente de contenedores ligeros y redes para la carga, e incluso tarimas de cartón reciclables que reducen el peso pero no la carga útil, sin dejar de lado el uso de componentes más ligeros, desde llantas de avión hasta paneles de ala y fuselaje, además de mejoras de eficiencia desde pintura más delgada hasta tratamientos aerodinámicos.
Lufthansa Cargo y Swiss International Air Lines están aplicando el revestimiento externo “Aeroshark”, aprobado por EASA a 20 Boeing 777, 10 cargueros y 10 aviones de pasajeros, que imitan la piel de tiburón para ayudar a reducir la resistencia aerodinámica. Swiss operó el primer vuelo de pasajeros utilizando esta tecnología, que se espera reduzca casi 24,000 toneladas de emisiones de CO2 al año.
Con WestJet de Canadá, Aero Design Labs, con sede en Estados Unidos, ha progresado en las pruebas de componentes livianos de ala y fuselaje que, cuando se adaptan a los aviones 737, también pueden optimizar la aerodinámica, reduciendo el consumo de combustible y las emisiones en 1.5%.
La inteligencia técnica también es clave pues los datos de las aeronaves han arrojado información sobre las ineficiencias, como el exceso de combustible para taxis y agua potable, que agregan un peso significativo y aumentan las emisiones. Al aprovechar esas referencias, las aerolíneas pueden utilizar el desempeño anterior para planificar vuelos futuros de manera más eficientes.
“A largo plazo, el impacto de los aviones ecológicos y el combustible sostenible en la reducción de las emisiones de CO2 es grande, pero aún no está disponible”, indicó Sylvie Sureda-Pérez, directora de soluciones de enlace de datos para el proveedor de conectividad de aviación Inmar.
Con información de A21.