La inserción de las mujeres dentro del mercado laboral mexicano alcanza actualmente niveles máximos y, pese a esto, la brecha de género todavía se mantiene en niveles altos.
Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que la tasa de participación de las mujeres fue de 46.2% al cuarto trimestre de 2022, nivel máximo de la población femenina que trabajan o están buscando un empleo respecto de aquella que está en edad de trabajar.
Esto se complementó con el nivel máximo de ocupación femenina: a finales de 2022 hubo 23.6 millones de mujeres en la población ocupada, lo que representó 40.5% de los trabajadores del país, proporción que también representó un máximo histórico.
Estos indicadores se ven reflejados en el nivel de la brecha laboral, que es un índice que mide las necesidades de empleo más allá del desempleo tradicional.
En el caso de las mujeres, esta brecha laboral marcó 23.4% de la fuerza laboral potencial en el cuarto trimestre de 2022, nivel mínimo histórico, producto de las reducciones en la proporción de la población desocupada abierta, y de aquella que está disponible para trabajar.
La brecha laboral es un indicador que tiene en cuenta a la población que busca un empleo y no lo encuentra (desocupados abiertos), a quienes no buscan un empleo, pero están dispuestos a trabajar si se les ofrece uno (disponibles) y a quienes tienen un empleo, pero necesitan trabajar más horas (subocupados).
Desigualdad persiste
Así, los indicadores del mercado de trabajo muestran que nunca las mujeres habían estado en mejor posición en cuanto a inserción laboral, pero esta situación no oculta que la brecha de género respecto de los hombres todavía se mantiene en niveles elevados.
El INEGI muestra que la tasa de participación masculina se ubicó en 76.5% de la población en edad para trabajar en el cuarto trimestre de 2022, más de 30 puntos porcentuales por encima del nivel de las mujeres.
Y para el caso de las necesidades de empleo o brecha laboral, en los hombres ésta se ubicó en 14.2% de la fuerza laboral potencial, lo que la ubica más de nueve puntos porcentuales por debajo de lo que marca en las mujeres, que fue de 23.4%.
Ana Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), explicó a Excélsior que algo que ha ocurrido es que durante la recuperación económica tras la pandemia, las mujeres han resultado ganadoras en cuanto a empleos, lo cual representa un avance en el país.
Sin embargo, comentó que no hay que bajar la guardia, ya que los niveles actuales todavía representan una amplia brecha respecto a los hombres.
“Con uno o dos años buenos de generación de empleos para las mujeres no se van corregir brechas o desigualdades laborales históricas”, mencionó.
Expresó que las necesidades de empleo para la población femenina se concentran en las disponibles para trabajar, es decir aquellas que no buscan un empleo, pero que estarían dispuestas a laborar si se les ofrece una oportunidad de trabajo.
“Esto obedece a que sobre las mujeres sigue recayendo en mayor medida el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, además de otras situaciones o contextos que hacen que las mujeres les impiden buscar trabajo, aunque en el fondo quieran hacerlo”, dijo Ana Gutiérrez del IMCO.
Por eso afirmó que siguen pendientes medidas que faciliten la mayor inserción laboral de las mujeres, tales como un sistema de cuidados para niños y adultos mayores, que los centros de trabajo se adapten a las condiciones de las mujeres que tengan hijos, y otras como ampliar licencias de paternidad.
Con información de Excélsior.